Desde que tengo uso de razón he soñado. Soñar formar parte de nuestro más profundo ser; nuestros sueños dicen mas de quienes somos que nuestro presente, muchas veces no estático, cambiante, con sus idas y venidas. Nuestros sueños son el reflejo de quienes queremos ser, y de lo que queremos conseguir. En Gambia, todos hemos hecho un sueño realidad.
Durante los últimos meses, Basori se ha convertido para todos nosotros en un nuevo hogar. No solo por dormir en uno de sus compounds más, si no por la posibilidad de conocer a muchas de sus gentes, trabajar duro junto a quienes lo habitan y por luchar juntos por una educación de calidad que implica cambiar la vida de los jóvenes de la comunidad: su futuro más cercano. Durante meses nos hemos ido conociendo tanto como para hoy saber que es poco lo que nos separa y mucho lo que nos une, que nuestro color de piel aun importante por decirnos de dónde venimos se difumina cuando ambos compartimos el mismo trabajo y objetivo, o que nuestra manera de concebir el mundo es la misma cuando se trata de la educación de un niño.
De puertas para adentro hemos vivido momentos que nunca olvidaremos. Lo primero es lo más importante: nos hemos venido aquí con amigos, que por mucho que digan hemos demostrado que trabajar con ellos es un placer; y por otro lado hemos estado aquí en representación de muchos más que nos apoyan en España ya sean más voluntarios o cada jugador de un torneo. Aunque cansados de escuchar que hemos sido la avanzadilla de un enorme futuro, también humildes hemos sabido reconocer cuando necesitábamos el apoyo del compañero de al lado, la solidaridad del conocimiento para con todos nosotros ha sido la punta de lanza de un grupo humano formado por profesionales por mucho que algunos no tengamos títulos que lo certifiquen. Nos hemos coronado en nuestro desarrollo profesional cada uno en el equipo de trabajo en el que empleaba su tiempo, y nos hemos llenado la mochila de experiencias que en lo personal nos acompañaran el resto de nuestras vidas. Hacer referencia a lo que implica ser voluntario en este caso en necesario, quizás haya sido de las etapas de nuestra vida en la que más duro y más horas hemos trabajado, y la remuneración como no podía ser de otra manera, ha sido la más alta del mundo: somos ricos ahora que volvemos a nuestros hogares con una experiencia que quizás podamos contar a nuestros nietos algún día. Somos ricos, ricos… ¿casi tanto como lo son aquí?
Gambia nos ha acogido desde el primer momento con los brazos abiertos. Ignorantes que generalizan afirmando que este continente es peligroso o inseguro son quienes difunden una idea equivocada y perjudicial, que provoca en el desconocimiento de la gente ideas preconcebidas de un continente que destaca mucho más por sus virtudes y sus particularidades que por sus faltas y sus adversidades. Hemos podido comprobar una y otra vez que en Gambia no pasa nada, que allá donde quiera que te encuentres siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte, que aun dentro de una burbuja como en la que hemos estado metidos siempre hay espacio para grandes personas que hacen de ella un lugar más justo en el que vivir., personas valientes y humildes que bien abanderaran en última instancia el desarrollo de sus países.
Que seamos “tubbabs” ha supuesto en muchas ocasiones primero un obstáculo y después una ventaja. Me permito el atrevimiento al decir que no somos unos blancos cualquiera, somos blancos pero no ricos, ni tampoco turistas en búsqueda del exotismo del África negra, hemos sido blancos que seguramente hayamos roto en algunos casos con la imagen preconcebida que tengan de nosotros. Dicen de los blancos mucho, pero es cuando nos permitían conectar con ellos cuando reconocían en nosotros otro tipo de mentalidad, una forma distinta de relacionarnos con ellos en comparación con el anterior blanco con el que se cruzaron. No somos mejores que ninguno de ellos, pero si hemos puesto más ímpetu en acercarnos a sus vidas ya sea con el idioma, con sus comidas, con sus tradiciones más antiguas o incluso con su modo de vivir pausado, alegre, atento, cercano…
Muchos creíamos la primera vez que vinimos aquí que éramos nosotros quienes dábamos ventajas a ellos, quienes impulsábamos su desarrollo mediante la educación. Es cierto, pero nada de esto hubiera sido posible si ellos no se hubieran fiado de un grupo de jóvenes locos que mediante su perseverancia, su buena organización, su ejemplar trabajo, y sobre todo sus ganas de aprender de los que nos acogen. Ellos nos han regalado momentos inolvidables, nos han brindado la llave para desarrollarnos nosotros mismos como individuos críticos, y observadores de una realidad que es injusta. Una realidad que hace que la grieta entre nuestro mundo y el suyo no se cierre a pesar del esfuerzo de muchos que así lo intenta. Ellos nos han brindado la oportunidad de entender que el mundo es diferente dependiendo de donde se nazca, y que la única manera de conseguir que ambos vuelvan a entenderse y acompasarse es mediante la escucha, el entendimiento y la cooperación entre iguales.
Aquí he vuelto a comprender lo grande que puede ser el ser humano, que solo escuchándose y trabajando juntos puede conseguir tanto. Que quizás por haberlo soñado antes ahora puedo afirmar que sí, que he hecho un sueño realidad. Los sueños pueden hacerse realidad. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a soñar esta vez?
Soñemos grande.
¡Abaraka Bake Basori!
Nacho Pamies Masso (@nachopamies)
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